Rastros capitalinos obligados a liberar ventas para solventar problemas econmicos

May 2024 · 5 minute read

LA HABANA, Cuba. – Afectados por una contracción de los ingresos que les impide cumplir con los planes de venta y los pagos salariales, los rastros de materiales de la construcción de La Habana autorizaron la comercialización de varios productos que hasta ahora solo podían adquirir personas con subsidios asignados o mediante la autorización del Consejo de la Administración Municipal (CAM).  

Aunque las administraciones consultadas no precisaron por cuánto tiempo se mantendrá la medida, indicaron que mientras se encuentre en vigor quienes posean una tarjeta magnética para efectuar pagos digitales ―un requisito obligatorio― podrán comprar cemento, bloques, acero y tres tipos de áridos (arena, gravilla y polvo de piedra). 

Las ventas tienen planes de recaudación específicos y están sujetas a la existencia de los materiales. En enero pasado, durante la última semana del mes, varias unidades (tiendas para la venta de materiales de construcción) aplicaron la misma fórmula para completar la masa salarial de febrero. 

La falta de cemento, bloques y acero en los rastros capitalinos se ha prolongado por más de dos años.  

“[La venta] siempre va a depender de la disponibilidad; hay materiales que todavía no recibimos y están en falta desde hace tiempo. Sobre todo la cabilla, por ejemplo. Y eso ya no depende de nosotros. Lo de nosotros es vender lo que manden y hacer el dinero que se nos pide”, dijo a CubaNet Abelardo Infante, trabajador del rastro El Cotorro.

Según explica Infante, los mecanismos de venta impuestos por el Gobierno y el desabastecimiento de materiales de construcción han desembocado en una contracción progresiva de las recaudaciones mensuales, lo que ha generado el incumplimiento de los planes de venta y la falta de fondos para cubrir los pagos salariales. 

Desde hace más de dos años, para comprar cemento, bloques, cabillas, cubiertas de zinc o fibrocemento, los interesados necesitaban recibir un subsidio o tramitar una petición de compra de materiales de construcción con el presidente del CAM.

“Son pocos clientes, prácticamente no se vende nada. En estos dos meses de 2022 hemos despachado menos de 500 bloques. Están tirados en el patio, por gusto, con tanta gente necesitada de comprar. Son cosas absurdas pero, en fin, es lo que hay”, lamentó Infante.

Para la obtención de un subsidio los solicitantes deben sortear las trabas burocráticas que imponen los diferentes organismos encargados de su aprobación, así como las demoras en dichas gestiones. Asimismo, deben garantizar que la construcción se realice en plazos que son difíciles de cumplir por la escasez de varios materiales.

Igual de complejo resulta que el Gobierno apruebe un permiso para la compra de materiales de construcción a los ciudadanos. Además de lograr concertar una cita con el presidente del CAM, los solicitantes deben demostrar una situación de vulnerabilidad única u otra circunstancia extrema. Cientos de personas acuden a tramitar un permiso de compra, pero muy pocos terminan recibiendo el otorgamiento. 

“La mayoría de la gente que viene con papeles del Gobierno son jefes de algún lugar, militares tapiñados o personas que te das cuenta que llegaron ‘apadrinadas’. Nadie de abajo que necesite construir o reparar su casa”, explicó bajo condición de anonimato un trabajador del rastro La Güinera, en Arroyo Naranjo. “Hace rato que los ingresos aquí van loma abajo”, agregó. 

Esta semana, las tablillas de algunos rastros anuncian la venta de cemento PZ y P250, arena, polvo de piedra y gravilla. En otros, que continúan a la espera de surtido, apenas se pueden comprar de los áridos mencionados.

De acuerdo con el reporte de sus empleados, el rastro de Santiago de las Vegas, en Boyeros, es uno de los pocos que ha recibido cemento para las ventas liberadas. 

“En principio se habló de dos despachos, pero recibimos una sola tolva de PZ y no creo que entre más. De bloques y cabillas, nada; los que tenemos siguen siendo para subsidios. Tampoco conozco de otro rastro donde ya hayan sacado. Aún queda  tiempo [en el mes] y dijeron que llegarían, pero no creo que manden más nada”, dijo Alain Mosquera, trabajador del rastro de Santiago de las Vegas.

Por su parte, a finales de enero el rastro de Lawton, en Diez de Octubre, vendió poco más de 300 sacos de cemento PZ. Desde entonces, más de 200 personas se anotaron en un listado a la espera de una próxima venta que fue anunciada por la administración. La tarde del pasado martes 15 una nueva tolva descargó varias toneladas del tipo P250. 

Doramis Moya, de 50 años, es una de las tantas personas que a lo largo de un mes hicieron turnos de guardia nocturna para cuidar el orden de la cola. Según cuenta, más de 300 personas se anotaron en un listado “repleto de coleros y sus colados”.

En enero, informa Moya, la venta “liberada” duró dos días. Durante la primera jornada los clientes pudieron comprar 20 sacos, mientras que el segundo día la cantidad se redujo a 10. También se anunció que cada cliente podía comprar 200 bloques, pero esa venta nunca se concretó.

En febrero no hubo cambios respecto al mes anterior. Los días 16 y 17 se vendieron 400 sacos de cemento, a razón de 10 por cliente. 

“Dieron 20 tickets diarios, supuestamente porque no daba tiempo a despachar más. Al segundo día dijeron que no hiciéramos más cola, que se había acabado. ¿Dónde se metió el resto? Se lo robaron en la cara de todos. Los dos días salieron varios tractores cargados de sacos, con personas que no estaban en la cola. Por eso las demoras para abrir en las mañanas y en los horarios de almuerzo; estaban robando a gusto”, consideró Moya. 

Por el lugar que ocupa en el listado, la entrevistada refiere que, si se mantienen las ventas liberadas como hasta ahora no será hasta julio que pueda comprar los cinco sacos de cemento que necesita para reparar su vivienda. “Se le cae la casa a uno en la cabeza y no aparecen los dichosos materiales”, concluyó.

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